Wednesday, March 4, 2009

LA ASAMBLEA EN LA CARPINTERIA


Cuentan que en la carpintería hubo una vez una extraña asamblea. Fue una reunión de herramientas para arreglar sus diferencias.


El martillo ejerció la presidencia. Pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar ¿La causa? ¡Hacía demasiado ruido! Y además se pasaba el tiempo golpeando. El martillo acepto su culpa, pero pidió que también fuera expulsado la garlopa. ¿Por qué? hacía todo su trabajo en la superficie. No tenía nunca profundidad en nada.


La garlopa aceptó a su vez, pero pidió la expulsión del tornillo. Adujo que había que darle muchas vueltas para que al fin sirviera de algo. Ante el ataque, el tornillo acepto también. Pero a su vez pidió la expulsión del papel lija. Hizo ver que era muy áspero en su trato y que siempre tenia fricciones con los demás.


Y el papel de lija estuvo de acuerdo, a condición que fuera expulsado el metro, que siempre se pasaba midiendo a los demás con su medida, como si fuera el único perfecto. En eso entro el carpintero, se puso el delantal y fue al banco para iniciar su trabajo.


Utilizó el martillo, la garlopa, el papel lija, el metro y el tornillo. Finalmente la tosca madera inicial se convirtió un lindo mueble.


Cuando la carpintería quedo nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación, fue entonces cuando tomó la palabra el serrucho y dijo “Señores, ha quedado demostrado que tendremos muchos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades. Eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos más en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos”.


La asamblea encontró entonces que el martillo era fuerte, contundente, la garlopa suave, eficaz. Se dieron cuenta que el martillo tenía habilidad para unir y dar fuerza, y el papel lija era especial para afinar situaciones y limar asperezas. Y observaron que el metro era preciso y exacto.


Se sintieron entonces un equipo capaz de ayudar a producir muebles de calidad. Se sintieron orgullosos de sus fortalezas, y de poder trabajar juntos.


¿Ocurre lo mismo con los seres humanos? Observe a su alrededor y lo comprobará.


Cuando en una empresa, o un hogar, o en una iglesia, club o asociación, sus miembros gastan su tiempo buscando defectos en los demás, la situación se vuelve densa y negativa.


Y amenaza a la larga con su disolución.En cambio cuando las energías son enfocadas positivamente a encontrar sus mejores valores individuales, cuando tratamos con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es ahí donde florece los mejores logros humanos.


Y es que en verdad, nuestro aporte a cualquier grupo será en relación a nuestras cualidades. Esa es una buena razón para esforzarnos en encontrar cualidades en los demás.


Dale Carnegie advierte a este respecto: “Es fácil encontrar defectos. Cualquier tonto puede hacerlo. Y la mayoría de ellos se empeña incesantemente en esto. Pero encontrar cualidades, eso es para los espíritus superiores que son capaces de inspirar todos los éxitos humanos”.


No deje usted que le vayan a salir con que existe alguien que no tiene ninguna cualidad. Si esto ocurriera, el mal no estaría en la persona analizada, porque es imposible que un ser humano carezca irremisiblemente de valores.


El problema será entonces, que quien niega ver cualidades se ha vuelto tan negativo que ya es incapaz de ver lo bueno en los demás.


¿Hará usted el esfuerzo mañana mismo por usar esta técnica de éxito?.


Lo negativo: Buscar con afán los defectos ajenos.

Lo positivo: Centrarnos en las cualidades de quienes nos rodean.

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