Wednesday, January 21, 2009

LAS PIRAMIDES EGIPCIAS


Los egipcios tenían la firme creencia de que la vida seguía tras la muerte. Para que esta continuidad fuera posible se exigía la conservación física del difunto —al que retornaba el ka o espíritu huido tras la muerte—, que debía enterrarse acompañado de lo imprescindible para su bienestar en la otra vida. Lo primero se tradujo en la creación de avanzadas técnicas de embalsamamiento; lo segundo se solucionó inhumando el cadáver junto a completos y ricos ajuares funerarios. La relación entre’ supervivencia en el más allá y mantenimiento físico condujo a la creación de sólidos y cada vez más complejos recintos funerarios, destinados a la conservación, protección y culto, de los difuntos. El tamaño y la sofisticación de dichos recintos venían determinados por la posición social y económica del muerto. Fueron los faraones quienes erigieron las mayores y más extraordinarias tumbas.


En cuanto al simbolismo de la pirámide, se cree que deriva de una piedra de está forma, conservada en el templo de Heliópolis y llamada ben-ben, considerada el primer cúmulo de tierra que emergió de las aguas del caos cuando el dios solar creó el mundo. También aludía a la autoridad real, a la vez que, con su forma geométricamente perfecta, aportaba un evidente significado mágico y simbólico: era la representación más adecuada de la eternidad e indicaba el camino de ascenso de las almas privilegiadas hacia el dios-sol, con el que estaban destinadas a unirse.