En el siglo III ante de C el filósofo griego Crisipo murió de risa luego de darle de beber vino a su burro, y ver como la bestia intentaba alimentarse con unos higos.
Según algunas fuentes el rey de Burma Nandabayin, en 1599 «se rió hasta morir cuando un mercader italiano que estaba de visita en Burma, le explicó que Venecia era un estado libre que no tenía rey».
Se dice que en 1660, el aristócrata escocés Thomas Urquhart, primer traductor de Rabelais al inglés, murió de risa al enterarse que Carlos II de Inglaterra había ascendido al trono.
En 1782, la señorita Fitzherbert sufrió un ataque de risa mientras presenciaba la obra The Beggar’s Opera. Cuando Charles Bannister apareció en escena como Peachum, ella tuvo un ataque de risa incontrolable tan fuerte que la tuvieron que sacar del teatro. Continuó riéndose en forma continua durante toda la noche y falleció al día siguiente por la mañana.
El 24 de marzo de 1975 Alex Mitchell, un albañil de 50 años de edad de King’s Lynn, Inglaterra, literalmente se murió de risa mientra miraba un episodio de la serie The Goodies. Luego de veinticinco minutos de risa continuada Mitchell finalmente colapsó en el sofá y murió como consecuencia de un ataque cardíaco. Su viuda le envió después una carta a los Goodies agradeciéndoles por haber hecho que los últimos momentos de vida de Mitchell hubieran sido tan agradables.
En el 2003 Damnoen Saen-um, un vendedor de helados tailandés, se murió de risa mientras dormía a la edad de 52 años. Su esposa lo intentó despertar pero no tuvo éxito, y finalmente tras dos minutos de risa continua expiró. Se cree que murió a consecuencia de un ataque cardíaco o por asfixia.
Sin embargo todavía hay mucho por descubrir en cuanto a si es cierto o no. Estas historia podrian llegar a ser una leyenda urbana.