La mayoría de las veces nos concentramos demasiado en nuestros problemas que olvidamos la posibilidad de soluciones.
Y aunque los problemas sean tan grandes o pequeños siempre nos distraen y nos alejan de lo que podemos aprender de ellos, en vez de pasar el tiempo preocupándonos, ahogándonos en frustraciones innecesarias nos haría bien analizar detenidamente de el porque reaccionamos y buscar el lado positivo para después iniciar la búsqueda hacia una solución sólida.
Cuando uno de mis amigos se divorció y perdió su trabajo, lo visitaba con frecuencia preocupado que de tanto problema el fuera a cometer una locura, pero al contrario lo encontraba sonriente y tranquilo.
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